Las diferencias entre un corrector y un iluminador son notables. Dependiendo de si queremos aportar luz, disimular o cubrir alguna mancha o imperfección en el rostro.
El corrector disimula y corrige ojeras, rojeces, manchas, granitos… Normalmente, es mucho más cubriente que un iluminador y se trata en realidad de un maquillaje, pero mucho más rico en pigmento, con lo cual, obtenemos mucha más cobertura. Lo podemos encontrar en distintos formatos tales como fluidos, en barra o compactos.
Lo aplicamos en el contorno del los ojos si queremos disimular ojeras, dando pequeños toquecitos (mejor si no arrastramos el producto) y a continuación, aplicamos nuestro maquillaje habitual.
El iluminador en cambio, nos aportará luz al rostro, con lo cual el efecto será el contrario al corrector y destacará la zona donde lo apliquemos. Las zonas a resaltar, pueden ser la zona inferior a los ojos, debajo de las cejas para alzar la zona, las aletas de la nariz o en las mejillas.
Incluso, podemos emplear conjuntamente los dos productos, empleando siempre el corrector en primer lugar.
Los podemos encontrar en formatos con dosificador en CLICK con pincel o con aplicador (os recomiendo el primero ya que es el más práctico).
Os aseguro que cualquiera de los dos productos puede obrar milagros en el rostro, y borrar el cansancio de una noche sin descanso aparentando que hemos dormido durante 8 horas…