En verano nuestra piel se muestra brillante y con un color especial, un intenso bronceado.
Según sea tu color de piel, te sentará mejor un tipo de bronceado que otro. Sabemos que cuanto más morena te veas, más guapa piensas que estarás, pero en ocasiones estar excesivamente bronceada, aparte de no ser sano, no es estéticamente atractivo. ¡Mantén un color suave y favorecedor!
¿Y cuál es el bronceado perfecto? Pues aquel que se vea natural y saludable en tu piel. Toma el sol con moderación y no abuses de intensos autobronceadores o bases de maquillaje más oscuras que el tono real de tu piel. ¡Muéstrate tal y cómo eres!
Pero cuando acaba el verano, ¿cómo podemos mantener el bronceado durante más tiempo?
1. Es muy importante que antes de exponerte al sol, te hagas una limpieza y una exfoliación facial que acabe con las impurezas y las células muertas de tu piel. Así conseguirás eliminar la primera capa superficial de la piel y mantener una tez lisa y perfectamente preparada para el bronceado.
2. Limpia, desmaquilla tu piel antes de irte a dormir y aplica un tónico que refresque tu piel y la mantenga cuidada e hidratada.
3. 40 minutos antes de la exposición solar, aplica en tu rostro (y en tu cuerpo) una crema con un alto factor de protección solar y repite la operación varias veces mientras tu rostro esté expuesto al sol. Procura aplicar tu crema con protección solar incluso en invierno, así protegerás tu piel de las agresiones externas y los rayos solares, ya que aunque no quemen están ahí todo el año.
4. Cuida tu alimentación. Bebe mucha agua y come mucha fruta y verdura, con alimentos como la zanahoria, el pepino, las acelgas y el tomate. ¡Conserva tu bronceado!
Con estos pasos, ¡conseguirás alargar un poco más ese bronceado que tanto nos gusta!